1 Un error de gran proporción en la distribución de asientos dejó al chef Sheridan y a Silvia Bayne lado a lado en la fiesta de recaudación de fondos. El disgusto que los dos rivales de programas de cocina se tenían era ampliamente conocido. ¿En qué había estado pensando el anfitrión al ubicarlos de ese modo?
2 Silvia suspiró con desdén. "No puedo esperar a ver qué tipo de monstruosidad armaste como plato principal", dijo mientras alcanzaba su copa de agua.
3 "Y yo estoy esperando ver tu demostración condescendiente de cómo se lo debería consumir", replicó Sheridan, sin dignarse a mirar a esa aspirante molesta.
4 "Bueno, si alguien insiste en crear rascacielos comestibles, entonces le concierne a profesionales con más conciencia cívica, como yo, rescatar a los glotones de un desastre seguro", respondió Silvia. Se le dibujó una sonrisa falsa en el rostro y saludó con los dedos a otro chef de televisión que acababa de entrar en la sala.
5 "Ya conoces el viejo dicho: ‘el que sabe, hace y el que no, critica'".
6 Silvia derramó agua cuando regresó vigorosamente la copa a la mesa y se volvió hacia el chef Sheridan. "¿Me estás acusando de que no puedo cocinar?"
7 Sheridan la miró con desprecio. "Estoy diciendo que eres una arpía celosa que no puede resolver un hojaldre sin quejarse primero de su tamaño y su textura".
8 La boca de Silvia se abrió para su siguiente respuesta enfadada, pero no salió nada. Una mano grande la sujetó del hombro y otra tocó el hombro de Sheridan al mismo tiempo. Sobresaltados, ambos miraron hacia arriba.
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