1 Es probable que no haya otra mujer científica cuyo trabajo esté rodeado de tanta controversia como el de Rosalind Franklin. Ella fue responsable de una gran parte del trabajo de investigación y descubrimiento que condujo a la comprensión de la estructura del ADN. Debido a su desafortunada muerte precoz y las actitudes de sus colegas varones sobre las mujeres científicas, nunca se le reconoció lo que hizo. Esta es su historia.
2 Rosalind Franklin nació en Londres, Inglaterra, el 25 de julio de 1920. Siempre le gustaron los hechos. Era precisa y lógica, e impaciente cuando las cosas eran de otro modo. Se destacaba en ciencias y asistió a una de las pocas escuelas para mujeres de Londres que enseñaba física y química. Decidió convertirse en científica cuando tenía quince años. Pero su padre quería que Rosalind fuera trabajadora social. Estaba en contra de la educación universitaria para las mujeres y se negó a pagarla. Su tía dijo que la pagaría y que Rosalind debía ir. Su madre también se puso de su lado hasta que su padre se dio por vencido.
3 Obtuvo un doctorado en fisicoquímica en la Universidad de Cambridge en 1945. Antes de cumplir 26 años, publicó cinco ensayos sobre el carbón mineral y vegetal, y cómo utilizarlos eficazmente. Luego trabajó en Paris donde aprendió las técnicas de difracción de los rayos X: el uso de los rayos X para crear imágenes de sólidos cristalizados.
4 En 1951, volvió a Inglaterra como asistente de investigación del laboratorio de John Randall en el King's College de Cambridge. En el laboratorio de Randall, conoció a Maurice Wilkins. Ambos tenían proyectos y grupos de investigación aparte. Para ese entonces, se sabía que el ADN era la única sustancia capaz de almacenar toda la información necesaria para crear a un organismo vivo. Lo que no se sabía era qué aspecto tenía la molécula de ADN ni cómo desempeñaba su función como material hereditario.
5 Se le concedió a Franklin la responsabilidad del proyecto de ADN mientras Wilkins estaba de vacaciones. Cuando él regresó, la trató erróneamente como a una modesta asistente técnica. Incluso después de darse cuenta de su error, nunca cambió su actitud hacia Rosalind. Esto se debía probablemente a que no había muchas mujeres en el campo de las ciencias en ese entonces ni se las respetaba. En el King's College, no se les permitía almorzar en el salón común donde lo hacían los hombres. Al final del día, los hombres hablaban sobre su trabajo en un bar sólo para hombres. Franklin continuó con su investigación sobre el ADN con una leve fricción en el laboratorio.
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