1 Mudarse es bastante difícil, pero aún más cuando tu vida depende de ello. A pesar de algunas mudanzas traumáticas, Pedro Pablo Rubens se convirtió en un fantástico diplomático, un erudito clásico y, lo más importante, en un artista magnífico. Se hizo conocido como el príncipe de los pintores barrocos.
2 Pedro Pablo no se mudó porque sus padres consiguieron nuevos trabajos. Se mudó para escaparse de la persecución religiosa que había comenzado incluso antes de que él hubiera nacido. Rubens nació el 28 de junio de 1577 en lo que ahora es Alemania. Su padre era un abogado calvinista que había huido a Alemania para escapar de la persecución religiosa, pero la familia no estaba destinada a quedarse allí por mucho tiempo. Tampoco estaban destinados a seguir siendo protestantes.
3 Cuando falleció el padre de Pedro Pablo, su madre se mudó con la familia a una ciudad llamada Amberes, en lo que ahora es Bélgica. Pedro Pablo, con sólo 10 años, fue criado entonces como católico. Hoy en día, cuando lo normal es la tolerancia religiosa, resulta difícil imaginar lo duro que debe haber sido esto para un niño. Pedro Pablo perdió a su padre, su país y la religión de su infancia muy rápidamente.
4 Sin embargo, esta mudanza también le brindó grandes oportunidades al futuro artista, porque había llegado a un próspero centro artístico. Pedro Pablo metió un pie en la piscina de la cultura por primera vez en Amberes, ¡y le gustó tanto que se zambulló en ella durante el resto de su vida! Estudió latín, griego y arte antiguo con entusiasmo. Felipe, su hermano, luego se convirtió en un erudito clásico, y Pedro Pablo recurrió a su entrenamiento clásico en muchas de sus futuras pinturas.
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