1 El príncipe Pavlo de Stance era más conocido como el príncipe de las palomitas de maíz. Desde que el esponjoso bocadillo blanco se introdujo en su país, el príncipe Pavlo fue adicto. ¡Nunca eran suficientes palomitas de maíz para él!
2 Pavlo contrató agricultores para que plantaran granos de maíz que había pedido de Nebraska, EE. UU. Sabía que la mayoría de las palomitas de maíz del mundo provenían de Nebraska e Indiana, pero él las quería cultivar en su país para servir en sus festines de palomitas. Pavlo paseaba con frecuencia por sus campos de maíz con su fiel compañero, Perro de Maíz.
3 "¡Las palomitas de maíz son el bocadillo perfecto!" dijo el príncipe Pavlo, contemplando el vasto campo. Los tallos verdes del maíz se extendían hasta donde llegaba su vista. Rascó las orejas de Perro de Maíz, haciendo que moviera la cola. "Puedes comerlas solas o con sal. Puedes agregarles mantequilla, azúcar, canela o un glaseado de caramelo. ¡Puedes alimentar a las aves con ellas! ¿Qué no te puede encantar de las palomitas de maíz?"
4 Pensó en todo lo que podía hacer con palomitas de maíz. Sin agregados, podrían usarse como material de embalaje en cajas o para rellenar almohadas. Podrían representar nieve en un diorama. Se las podría insertar en un cordel para decorar árboles. ¡Podrían reemplazar a la nieve en un concurso de palear en caso de que no la hubiera! Se las podría servir en el desayuno vertiéndoles leche encima.
5 Pensar en el desayuno le dio apetito a Pavlo. Metió la mano en una mochila y sacó una bolsa de bocadillos surtidos. Era una mezcla de palomitas de maíz, uvas pasas, rosquillas y pacanas. Comió un poco y continuó su paseo. Perro de Maíz les ladraba a los cuervos que volaban bajo, en busca de algo comestible.
6 "Cuando sea el momento indicado", le dijo Pavlo a Perro de Maíz, "vamos a dar una gran fiesta. ¡Va a ser un festín de palomitas de maíz digno de un rey!"
7 Finalmente llegó el día. Se había cosechado el maíz y el campo se había reducido a rastrojos marrones. Los decoradores del palacio habían hecho gruesas guirnaldas de palomitas infladas y las colgaron sobre arcos. Había coronas de palomitas decorando las puertas. Guirnaldas del mismo material contorneaban las mesas de la cena, en las que todos los sabores imaginables se apilaban en grandes tazones blancos para los invitados. ¡Hasta había sopa de palomitas!
8 El príncipe Pavlo se paró junto a la cena, mordisqueando algunas palomitas que tenían glaseado de manzana verde por encima. Llevaba una corona de palomitas de maíz en lugar de la común. ¡Qué fiesta maravillosa!
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