1 A veces es difícil seguir al corazón, pero cuando uno lo hace, los resultados pueden ser extraordinarios. Frederick E. Church, pintor de paisajes estadounidense, lo hizo con gran éxito. ¡Pintó paisajes tan vívidos que su obra inspiró poesía!
2 El padre de Frederick no estaba complacido con el interés de su hijo en el arte. Quizás era porque sus primeros dos hijos habían muerto cuando eran muy pequeños. Cuando nació su tercer hijo, el 4 de mayo de 1826, el estricto comerciante tenía grandes expectativas para Frederick. Quería que su hijo fuese doctor, no artista. Sin embargo, como Frederick hacía pinturas tan increíbles de adolescente, su padre finalmente aceptó su elección de carrera.
3 Frederick se mudó a Catskill, Nueva York, y comenzó a estudiar con Thomas Cole cuando sólo tenía dieciocho años. Debe haber captado la atención del profesor porque fue el único estudiante que Cole aceptó en ese momento. Cole fundó un grupo de paisajistas llamado la Escuela del Río Hudson, que pintaba paisajes románticos estadounidenses, y Church fue su primer miembro. Hermosas puestas de sol, neblinas elevándose del agua y diseños de luz se convirtieron en temas de la Escuela del Río Hudson y se pueden ver en la obra de ambos artistas.
4 Thomas Cole era un hombre profundamente espiritual. Su profunda creencia en la presencia de Dios en la naturaleza era evidente en sus cuadros y le pasó esa tendencia a su joven alumno. Entre el talento sin pulir de Frederick y la habilidad de Cole como maestro, el joven hizo grandes progresos. Los dos daban largas caminatas a lo largo del río Hudson para bosquejar y observar los diseños cambiantes de luz en el cielo. Frederick también estudió detenidamente las plantas, que se hicieron parte de sus asombrosos paisajes. Su pintura era tan extraordinaria que al año tuvo su propia exhibición en la Academia Nacional de Diseño.
Paragraphs 5 to 14:
For the complete story with questions: click here for printable