1 Era la hora de lectura en el Campamento Diurno de Maxwell City. Un grupo de niños estaban despatarrados en sofás, echados en el suelo o sentados a las mesas. Algunos estaban riéndose por sus historias. Otros estaban absorbidos por lo que contaban. Todos, menos uno, estaban disfrutando del tiempo de descanso y lectura.
2 Maggie, la directora del campamento, y Sam, el consejero del grupo, estaban cerca, mirándolos.
3 "¿Por qué Kevin sólo se queda sentado allí durante la hora de lectura?" preguntó Maggie con preocupación en la voz.
4 "Dice que no le gusta leer. He intentado alentarlo, pero ni siquiera quiere tratar", respondió Sam.
5 "¿Le has mostrado todos los libros de la biblioteca?" preguntó Maggie.
6 "He ido a la biblioteca un par de veces con él pero no sirvió", dijo Sam frustrado. "No sé qué más hacer".
7 Los ojos de Maggie se iluminaron cuando un recuerdo se le vino a la mente. "Creo que vi algo en internet el otro día: una lista de consejos para alentar a los niños a leer". Enseguida vuelvo", dijo mientras volteaba para ir a su oficina. A los pocos minutos, Maggie volvió con algunas hojas de papel. "Aquí tienes", dijo, dándole la lista a Sam. "Quizá algunos de estos consejos funcionen".
8 "¡Gracias! Los miraré esta noche y espero encontrar algo para ayudar a Kevin".
9 "Debo regresar a la oficina", dijo Maggie. "Infórmame cómo van las cosas".
10 Sam saludó con la mano mientras Maggie se retiraba. "De acuerdo". Unos minutos después, sonó una alarma en el reloj de Sam. "Se acabó la hora de lectura. ¡Vamos a jugar!"
11 El entusiasmo brilló en el rostro de Kevin: saltó de su silla y fue el primero en formar una fila. Sam le sonrió a Kevin, de pie frente a él, y luego llevó al grupo al gimnasio.
12 Esa noche, Sam leyó la lista de consejos para niños de tercero a quinto grado. La lista incluía juegos de palabras, inventar historias y escribirlas, tener un amigo por correo, reproducir música de fondo durante la lectura y turnarse para leer en voz alta a los demás. Sam pensó y decidió intentar reproducir música durante la hora de lectura. Entonces tomó un libro de aventuras de su biblioteca que él había disfrutado en tercer grado. "Apuesto a que si leo esto con él, entenderá que la lectura es divertida", pensó Sam en voz alta. Colocó el libro en la mesada para recordarlo al día siguiente.
Paragraphs 13 to 31:
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