¹     ¿Viste el Castillo de la Bella Durmiente en Disneylandia? Si crees que el edificio en sí mismo es producto de la imaginación, entonces ¡te vas a llevar una gran sorpresa! Parece ser que el Castillo de la Bella Durmiente de Disneylandia no fue un diseño original. En realidad se basó en un castillo real del sur de Alemania, llamado Neuschwanstein o Castillo del Nuevo Cisne. Era propiedad del rey Luis II de Baviera.
 
²     Este rey, también conocido como el "rey cisne" o el "loco rey Luis", nació el 25 de agosto de 1845 en Munich, Alemania. Su padre fue el rey Maximiliano II de Baviera y su madre, la princesa María de Prusia. Cuando Luis tenía sólo 18 años, su padre murió repentinamente. Como hijo mayor, era el candidato natural para el trono. De ese modo, en 1864, el joven príncipe se convirtió en el nuevo rey. En ese momento, apenas había terminado sus estudios y no tenía ninguna experiencia en política.
 
³     De niño, Luis siempre fue sensible. Amaba leer poesía, le gustaba actuar y disfrutaba de las óperas, en especial, las de Richard Wagner. Poco después de convertirse en rey, invitó a ese famoso compositor alemán a su corte. Antes de que Luis se presentara, Wagner estaba en una situación terrible. Había estado exiliado durante doce años y se había endeudado en exceso. Cuando Luis lo convocó para vivir en Munich, el rey canceló las deudas del compositor y le ofreció un generoso salario. Ambos entablaron una amistad que duró hasta el fin de sus días. Más tarde, cuando Wagner ya estaba cómodamente situado en su nueva vida, tuvo una aventura amorosa con la esposa de un director de orquesta. El escándalo, sumado a sus gastos imprudentes, lo hizo enemigo de mucha gente. En diciembre de 1865, Luis se encontraba bajo una inmensa presión. De mala gana, le pidió a Wagner que se fuera de Munich. Para dar una mano al compositor, Luis lo envió a una aldea cerca del lago Lucerna, en Suiza. Continuó apoyándolo económicamente. A cambio, Wagner siguió adelante con su música. Muchas de sus obras maestras, tal como Tristán e Isolda (1865), Los maestros cantores de Nuremberg (1867) y El anillo del nibelungo (1858-1874), fueron todas escritas y terminadas durante los días en que gozó de la protección de Luis.

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