1 "¿Cara o cruz?" preguntó Julian al oír la campanilla del camión de los helados.
2 Stacie lo dudó sólo un segundo. "Mmm... cruz, creo".
3 Julian lanzó una moneda de 25 centavos hacia el cielo. El ganador compraría un helado al perdedor. Era la nueva costumbre de Julian y Stacie todos los miércoles y viernes. Las madres de ambos se reunían en un club de lectura de verano en su vecindario y el camión de los helados llegaba fielmente todos los días a la misma hora. Un día, Julian sólo tenía una moneda de 25 centavos, así que sugirió que Stacie "lanzara la moneda" para ver quién compraría helados para ambos. Por supuesto, ¡él realmente esperaba ganar, porque no tenía dinero! Por suerte para él, ¡ganó! La suerte de Julian pareció continuar y, hasta entonces, había ganado tres de cuatro lanzamientos de monedas.
4 Mientras Stacie miraba la moneda saltar al aire, se preguntaba de dónde habría surgido la idea de lanzar monedas. Comenzaba a pensar que era un poco ridículo. Pero luego la moneda aterrizó en el suelo, del lado de la cruz, y saltó entusiasmada por la alegría. ¡Por fin! Era el turno de Julian para pagar.
5 Julian y Stacie fueron brincando hasta el camión de los helados y eligieron sus conos, bañados en chocolate. Sacie sonreía mientras Julian extraía un fajo de tres dólares del bolsillo de sus pantalones. De mala gana, entregó el pago.
6 Stacie y Julian dieron media vuelta y caminaron hasta el porche del frente de la casa de Stacie. Se sentaron en el columpio y disfrutaron de sus conos.
7 "Me pregunto de dónde surgió la idea de lanzar una moneda al aire", dijo Stacie.
8 "No sé", respondió Julian, lamiendo la crema que se derretía por el cono.
Paragraphs 9 to 18:
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