1 Nació en la pobreza, pero le dejó al mundo uno de los regalos más prestigiosos. Alfred Nobel, inventor de la dinamita y creador del Premio que lleva su nombre, nació el 21 de octubre de 1833. Durante los primeros años de su vida, sus padres hacían un gran esfuerzo para mantener a la familia. Su madre, Andriette, trabajaba como costurera y su padre, Immanuel, era ingeniero e inventor. Cuando Alfred tenía cuatro años de edad, el negocio de su padre había sufrido muchas pérdidas. Immanuel dejó a su familia en Estocolmo, Suecia, y se fue a Finlandia y Rusia en busca de fortuna. Immanuel había trabajado durante muchos años en el desarrollo de una mina terrestre y los funcionarios de esos países estaban muy interesados en su trabajo. Immanuel pasó cinco años lejos de su familia, que vivía en Suecia, antes de enviar por ellos.
2 Aunque Alfred era un niño enfermizo, por momentos gozaba de buena salud como para ir a la escuela. Se destacaba en sus estudios y hacía que sus padres se sintieran orgullosos. Su padre le enseñó la importancia de trabajar arduamente y de recibir una buena educación. Alfred cumplió las expectativas de su padre en esas dos áreas. Después de que la familia se reunió, Immanuel pudo brindar instructores a sus hijos. Alfred estaba fascinado con los idiomas y estudiaba inglés, italiano, alemán y francés, además de su lengua nativa, sueco. Su padre consideraba que los idiomas no eran muy importantes y se aseguró de que Alfred tuviera una buena base en ciencias. Immanuel necesitaba que Alfred lo ayudara en su negocio de las minas terrestres. Según él, Alfred podría hacerlo si estudiaba química.
3 Cuando llegó a la adolescencia, el negocio de su padre estaba prosperando. La Guerra de Crimea estimuló una gran demanda de minas terrestres y con ese éxito, Immanuel envió a Alfred a hacer un viaje alrededor del mundo para mejorar su educación. El joven viajó por toda Europa y luego visitó los Estados Unidos. En sus viajes, soñaba con convertirse en escritor. A su padre lo ponía furioso oír sobre la ambición de Alfred. Insistía en que Alfred debía estudiar química. Alfred cumplió y comenzó a estudiar con el Profesor Pelouze, en París. En 1850, dejó París y partió hacia los Estados Unidos, la última parada de su viaje por el mundo. Luego volvió a su país para trabajar con su padre. Cuando terminó la Guerra de Crimea, la demanda de minas terrestres cesó. Los Nobel hicieron sus maletas y volvieron a Suecia.
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