1 "A veces odio este deporte", murmuró Benjamin, frunciendo la cara en señal de indignación. Acababa de pegar a su pelota y ésta había pasado a menos de una pulgada del hoyo. "¿Por qué empecé a jugar siquiera?"
2 Benjamin había jugado al golf desde que tenía memoria. A su padre lo apasionaba ese deporte y jugaba casi todos los domingos a la mañana. En cuanto Benjamin tuvo la edad suficiente para balancear un palo de golf, salieron a su accidentado jardín trasero y comenzaron a golpear pelotas de golf. Benjamin calculó que tenía unos tres o cuatro años en ese momento.
3 El primer palo de Benjamin era un juguete de plástico casi tan alto como él. Aporreaba las pelotitas blancas por todo el jardín mientras su papá practicaba con diferentes palos, golpeando pelotas hacia el terreno boscoso de atrás de la casa. Algún tiempo después, el papá le dio a Benjamin un par de sus viejos palos y Benjamin continuó golpeando las pelotas de plástico.
4 Con el paso del tiempo, Benjamin se graduó para golpear pelotas de golf verdaderas. Un día, su padre le dijo: "Ven conmigo, hijo, y trae tus palos. Vamos al campo de práctica". Benjamin lo miró sorprendido. El papá generalmente iba solo al campo de práctica los lunes y jueves a la tarde. Él había sentido curiosidad pero nunca le había pedido ir.
5 Esa noche, el papá de Benjamin le dio su propio "balde de pelotas". Le mostró a Benjamin cómo colocar la pelota en el cuadrado alfombrado y luego balancear el palo y golpearla hacia el valle de abajo. Había señales que marcaban la distancia que recorría la pelota. En su primer tiro, el padre de Benjamin ¡envió la pelota a 300 yardas!
Paragraphs 6 to 11:
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